Rafael
Alberti
Rafael Alberti nació en una familia de origen
italiano que se dedicaba al negocio del vino en Cádiz. Tuvo una infancia
despreocupada y libre de tutela hasta que es ingresado en el colegio de jesuitas San Luis Gonzaga del Puerto donde recibió una educación
estricta y tradicional. La atmósfera asfixiante y la disciplina chocaban con el
espíritu del joven que empezó a obtener malos resultados académicos, siendo
expulsado en 1916 por mala conducta. No superó el cuarto año de bachillerato. En 1917 se
traslada a Madrid con su
familia. Rafael decide seguir su vocación de pintor demostrando gran capacidad
estética para captar el vanguardismo de la época. Consigue exponer en el
Salón de Otoño y en Ateneo de Madrid. En 1920 muere
su padre. Ante el cuerpo yaciente de su progenitor Rafael escribe sus primeros
versos. Nace el Alberti poeta. Una afección pulmonar le obliga a desplazarse a
la localidad segoviana de San
Rafael, en la sierra de Guadarrama. En el retiro
comienza a trabajar los versos que luego formarían "Marinero
en tierra". Restablecido regresa a Madrid donde
empieza a frecuentar la Residencia
de Estudiantes y se
rodea de otros poetas. Conoce a Federico
García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente
Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que van a
constituir el más brillante grupo poético del siglo XX. En 1925 recibe
el Premio
Nacional de Poesía por
"Marinero en Tierra" convirtiéndose
en una figura preeminente de la lírica española. En 1927, con ocasión del tricentenario de la muerte
de Luis de Góngora, aquel grupo de poetas decide rendir un homenaje en el
Ateneo de Sevilla al maestro
del barroco español.
Aquel acto supuso la consolidación de la llamada Generación
del 27, protagonista de la edad de plata de la poesía española. En los años siguientes Alberti sufre
una crisis existencial debida a su delicada salud, sus penurias económicas y la
pérdida de la fe. La evolución de su conflicto interior se manifiesta en su
poesía de estos años. Prueba de fuego de la que renacerá con nuevas
convicciones e ideales. Nace el Alberti comprometido con la política, en
plena dictadura del general Primo
de Rivera. Participa en revueltas estudiantiles, apoya
el advenimiento de la Segunda
República Española y se
afilia al Partido Comunista. Para
él, la poesía se convierte en un arma necesaria para sacudir conciencias, una
forma de cambiar el mundo. En 1928 se
encontraba viendo la final de la Copa
del Rey de Fútbol entre
el FC Barcelona y la Real Sociedad donde destacó el portero culé Franz Platko. El
poeta le dedicó un poema por su espléndido partido. En 1930 conoce
a María
Teresa León con la
que fundaría en 1933 la revista revolucionaria "Octubre". Viaja a la Unión
Soviética donde
asiste a una reunión de escritores antifascistas. En 1936 estalla
la Guerra
Civil. Durante este periodo Alberti fue miembro de
la Alianza de Intelectuales Antifascistas junto con otros autores como María Zambrano, Ramón
Gómez de la Serna, Miguel
Hernández, José
Bergamín, Rosa Chacel, Luis Buñuel, Luis Cernuda, Pedro Garfias, Juan Chabás, Manuel
Altolaguirre entre
otros. En su actividad, además de la propiamente cultural, se hicieron
manifiestos, charlas y llamamientos contra el ascenso del fascismo que representaba el Ejército sublevado
de Franco, así
como la realización de boletines y publicaciones entre las que destacó El Mono Azul.
Rafael Alberti colabora en salvar los cuadros del Museo del Prado de los bombardeos, acoge a
intelectuales de todo el mundo que apoyaban a la República y llama a la
resistencia del Madrid asediado recitando versos que se difunden hasta los
frentes de batalla. Tras la derrota republicana, Alberti y María Teresa León se
ven obligados a exiliarse. Se trasladan a París hasta
que el gobierno de Pétain les retira el permiso de trabajo por
ser considerados comunistas peligrosos. En 1940 y ante
la amenaza alemana, se embarcan en Marsella a bordo del "Mendoza" rumbo a Buenos Aires donde llegaron el 2 de marzo de 1940.
Vivirán en Buenos Aires y en la estancia El Totoral de Córdoba. En Argentina nace su hija Aitana. En Chile serán
acompañados por Pablo Neruda. A
partir de entonces Rafael Alberti vive un largo exilio que le llevará a Buenos Aires, Punta del Este y
Roma. No regresa a España hasta 1977, después de la muerte del dictador Franco. Ese
año es elegido como diputado al Congreso en las listas del Partido
Comunista, pero no tarda en renunciar al escaño porque
lo que desea es estar en contacto con el pueblo. A partir de entonces asiste a recitales,
conferencias y homenajes multitudinarios. No consiguió sillón en la Academia,
pero obtuvo Alberti el mayor reconocimiento literario, el Cervantes, que se
adjudicó en 1983. Antes había sido distinguido con galardones internacionales
como el Lenin de la Paz (1965) y el premio Roma de Literatura (1991), además
del Nacional de Teatro (1980). Renunció al otro gran galardón de las letras
españolas, el Príncipe de Asturias, debido a sus fuertes convicciones
republicanas. El 28 de octubre de 1999 murió
en su casa de El Puerto de Santa María, en su pueblo natal. Sus cenizas fueron
esparcidas en el mismo mar de su infancia, aquel que cantó en su obra
"Marinero en Tierra"
Poesía
de Rafael Alberti
Con
él
Zarparé, al alba, del Puerto,
hacia Palos de Moguer,
sobre una barca sin
remos.
De noche, solo, ¡a la
mar!
¡y con el viento y
contigo!
Con tu barba negra
tú,
yo barbilampiño.
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